Por más adulto que seas verás como es de difícil decir una verdad, aunque tengamos que decirla y te darás cuenta que para hacerlo muchos eligen hacerlo en forma de juego para que nadie sepa si está siendo serio o no.
Y así como las verdades más grandes se dicen jugando también las mentiras más grandes se cuentan llorando, porque si son mentiras es muy difícil confesarlas y las personas que la usan también suelen recurrir al llanto como para manipularte más fácilmente