Es fácil terminar con algo cuando desde el principio sabías que era difícil que funcionara, o cuando estabas consciente de que sería muy difícil conseguirlo todo porque desde el inicio estabas mentalizado de que podrías fracasar.
Pero si por el contrario vives el otro extremo es realmente distino, porque la cosa más difícil del mundo es rendirse cuando en serio creías que podía funcionar y que podía haber algo mal.
Hiciste tus cálculos, tus proyecciones y pensanste en los riesgos que tomarías y aún así valía la pena arriesgarse pero no cumpliste la misión. Duele, pero tendrás que aceptarlo aunque te cueste.